Un tribunal disciplinario de la Policía de Avon y Somerset, en el Reino Unido, determinó que el agente Liam Reakes cometió una falta grave. Simuló 103 horas de trabajo remoto entre junio y septiembre de 2024. Para aparentar actividad, dejaba presionada la tecla “Z” en un documento de Word. Esto impedía que el ordenador entrara en reposo y generaba registros falsos.
La maniobra fue descubierta tras una auditoría de pulsaciones de teclado. El análisis mostró patrones inusuales en comparación con otros agentes. En algunos turnos, la tecla estuvo activada más de cuatro horas seguidas.
La audiencia se celebró el 9 de junio de 2025 en Portishead. El panel disciplinario, presidido por el juez Craig Holden, calificó el comportamiento como “deliberadamente engañoso y deshonesto”. Añadió que la conducta de Reakes dañó la confianza pública en la policía.
Este caso de policía que simula 103 horas de teletrabajo resalta fallos de control en el modelo remoto. Aunque el agente admitió la acción, negó haber querido engañar. Alegó problemas de salud mental y dijo que quería estar disponible para comunicaciones urgentes. Sin embargo, no presentó pruebas médicas ni había informado antes a sus superiores.
Reakes renunció en mayo de 2025, antes del fallo final. El tribunal lo incluyó en la lista nacional de personal vetado. Esto le impide trabajar en cualquier cuerpo policial del Reino Unido.
El abogado Mark Ley-Morgan, representante de la policía, declaró: “Sabía que le pagaban por un trabajo que no hacía. Todos tenemos derecho a una pausa, pero esto fue mucho más allá. No hay lugar para agentes deshonestos”.
El caso demuestra cómo un policía que simula 103 horas de teletrabajo puede eludir controles básicos si no hay auditorías activas. El análisis de teclas y las revisiones técnicas fueron claves para detectar el fraude. También pone en evidencia los riesgos de malgastar recursos públicos, especialmente por parte de funcionarios encargados de proteger a la ciudadanía.